No quiero que me sorprendas, solo quiero admirarte

Fotografía de Linh Nguyen

 

Sin que te des cuenta, observo desde la ventana cómo caminas desnudo bajo la lluvia y admiro tu osadía en silencio.

Quiero que guardes ese espacio íntimo, por minúsculo que sea. Un trono donde sólo reines tú.
Donde veles todo aquello que no puede ser compartido. Donde plantes esas semillas, porque no se sabe qué rumbo podría tomar la Vida.

Quiero contemplar, mientras bebo el té caliente, cómo estiras tus brazos para tocar los sueños y como tus pies se relajan chupando la tierra.

Quiero que te sientas libre para utilizar tus máscaras porque los disfraces también te muestran. Porque la Vida también es una fiesta.

Quiero escuchar cómo me prometes una aventura llena de errores y cómo te inventas mecanismos para convertirlos en aciertos.

Quiero que tengas la valentía de llorar porque no habría cosa peor que perder las lágrimas en algún rincón de tu pulmón. Porque si te privaras de la tristeza, se desdibujaría el camino que te lleva a la alegría de saberte vivo y amado.

Quiero respirar el aire fresco de la noche alunada que bosteza y  sentir el privilegio de caminar juntos. Y ver luego como te inventas amaneceres con fresas y semillas.

Quiero elevar una de tus maletas con tu profunda recompensa.

Porque no conozco otra mejor manera de amar. Porque sólo la admiración, esa que es reverencia transparente, convierte los relojes en objetos destiempados.

 

Porque un vestido de seda sorprende únicamente en el instante que se descubre entre el papel y los lazos, pero lo que es admirable en ti lo es más cuanto más se admira.